La plaza de Honduras y adyacentes bajo el dominio de los «cuatreros» como en los poblados del Oeste.

Riñas tumultuosas, con gente que sale a tortas de las cantinas, caídas de bruces, pisoteos con las botas de montar.
La borrachera de wiskis, y destilados de alambique (alcohol barato) hacen la noche. Barullo a trote y moche, risas y vomiteras. Cuando no sacan los cantineros a los bronquistas por la puerta, ellos solos salen y se monta en
la calle. Peleas, botellazos, amenazas con albahaca, menciones al colt 45 y bragueta bajada y orín en las entradas de las cabañas de los vecinos.
Todo un espectáculo de orines y purines. Los cuatreros entrando por el final de la calle , en su caballos de raza , pecho paloma, cadenas de oro del bueno, y vendiendo “polvo de cactus”. Toda una escena del «far west». Los vecinos están desesperados, no pueden dormir, y tienen que ir a trabajar. Mientras se espera el amanecer, una pareja con apretón hormonal, se desfoga en el columpio de los niños de la plaza, y cerca, vaqueros saltando arriba de los coches como poseídos por la destilería barata y por el polvo de cactus, abollando las caballerizas de los que no pueden
pagar unas cuadras. Anuncios de alcohol en los bajos , y unos representantes del poblado que no viven allí y esperan votos de los ganaderos, o de los conductores de las diligencias.
¡Viva el Far West!
De repente un estruendo de cascos de caballo con relinche incluido avisando que ha llegado la mercancía.
¡Todo un Western!

La banda sonora


Los vecinos desesperados porque tienen que ir a trabajar sin dormir, y deben atravesar la plaza, llaman al Cherif con el telégrafo, y acude con sus ayudantes. Así todos los días. Pero necesitan a “Rin tin tin” y al 7º de Caballería. Menos mal que no están permitido a los vecinos la tenencia y uso del Wincherster.
A lo lejos se oye un rugido, pero no es el tren de la pradera, es el 81 (línea de Bus).